Les comparto el texto de la columna que escribí para la sección Entre Mujeres del diario Clarín de la semana pasada.
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¿Comer como nuestros antepasados? Similitudes y diferencias entre las dietas Paleo y Primal
Estos estilos de alimentación no son dietas; la palabra dieta suena a algo que tiene un principio y un fin. Aprender a nutrirnos con los alimentos que le corresponden a nuestra especie es una herramienta para el resto de nuestros días. La alimentación Paleo o Primal entran dentro de las corrientes de alimentación evolutiva. Pueden haber escuchado algo sobre esto y pensarán: “Ah, ¿es esa dieta donde comen como cavernícolas?” Suena a un título de dietas de moda pasajeras como podría ser en otras épocas la dieta de la luna o de la sopa, pero confíen en mí: no lo es.
En los últimos 200.000 años los seres humanos se han adaptado a vivir a base de plantas y carnes de la tierra y el mar. La agricultura apareció en la escena apenas hace 10.000 años -una pequeña fracción de tiempo en términos evolutivos-. Simplemente no ha habido suficiente tiempo y presión evolutiva para que los humanos se adapten completamente a comer alimentos “modernos” como: trigo, azúcar, aceites vegetales procesados con muchísimos procesos químicos y otros productos “neolíticos” de consumo, símil alimentos (todo lo que encontramos en el supermercado empaquetado: procesados y ultraprocesados). No es una coincidencia que muchas enfermedades de la civilización –incluyendo enfermedades autoinmunes, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y la epidemia de obesidad que vemos hoy en día- hayan aparecido en la historia de la mano de la industrialización de nuestros alimentos. Es por esta razón que los estilos de alimentación evolutivos enfatizan un retorno a las costumbres ancestrales para comer.
Pero hay algo a tener en cuenta: no tratamos de imitar la vida y la alimentación del cavernícola estrictamente. Sí quizás algunos Paleo estrictos pueden intentarlo, pero no hay una dieta paleolítica talle único que le vaya a todos por igual. Algunos eligen una dieta súper baja en carbohidratos, mientras otros son felices ocasionalmente con una papa o arroz, y hay algunos Paleo que no pueden imaginar la vida sin algunos lácteos y otros que no jamás se acercarían a un poco de manteca.
Y aquí reside la diferencia principal entre Paleo y Primal. Pero antes de ocuparemos puntualmente de eso, recordemos lo que si tienen en común todos los que están dentro de este estilo de alimentación Paleo Primal:
1- Priorizar alimentos no procesados ni industrializados, con alta densidad nutricional, nutritivos como verduras, carnes, pollos, pescados mariscos, huevos y algo de fruta fresca y frutos secos.
2- Evitar alimentos que sean perjudiciales para la salud. Especialmente si son consumidos a diario, aquellos que pueden producir inflamación, y alterar nuestro metabolismo, sistema digestivo e inmune, por ejemplo: granos, cereales, legumbres azúcar y aceites vegetales ultra procesados (maíz, girasol, canola, etc.).
Una vez que hemos recuperado nuestra salud general y hemos curado nuestro intestino hiperpermeable, según algunos autores como Chriss Kesser y Mark Sisson, podemos reintroducir gradualmente papas, arroz, y algunos lácteos de origen biodinámico, crudos o fermentados (no industrializados) e ir testeando cuáles son los que podemos tolerar y cuáles no.
Dentro de las variables que encontramos en este estilo de alimentación podemos encontrar:
La dieta paleo básica:
La dieta paleolítica que todos conocemos es la que excluye todos los tipos de cereales, legumbres, lácteos, soja y alimentos procesados. También excluye los aceites refinados y el azúcar, incluso puede limitar hasta ciertos tipos de fruta. Esta versión de la dieta paleolítica se hizo conocida cuando el Dr.Loren Cordain la publicó en su libro ‘The Paleo Diet’ y fue en ese momento cuando este estilo de vida se hizo tan popular en Estados Unidos, Australia y algunos países de Europa.
Paleo 80/20:
Este método no es exclusivo de la dieta paleolítica, más bien es muy común en varios tipos de dietas para perder peso porque ayuda a aquellas personas que sufren de ansiedad por ciertos alimentos a controlar más sus antojos. Como su nombre lo indica, es un método en el que se come paleo el 80% de las veces y se deja un 20% libre. Es más una ayuda para aquellos que, o bien practican la dieta paleo para alcanzar una meta específica o para quienes disfrutan de ciertos alimentos que estrictamente no son paleo. Por ejemplo: las legumbres.
Primal:
La única diferencia entre la dieta paleolítica original y la versión primal es que la dieta primal permite la ingesta de lácteos orgánicos y/o crudos (siempre que sean orgánicos y de excelente calidad), soja fermentada y algunas legumbres si fueron correctamente remojadas y cocidas. Es una versión que sigue todos los patrones de la original. Algo que enfatiza muchísimo más la dieta primal es el ejercicio y la calidad de vida. En las características de la dieta primal se habla de moverse rápido, levantar cosas pesadas, correr, jugar, salir al aire libre, recibir la luz del sol y evitar vivir con estrés y hábitos destructivos.
Este estilo se relaciona con lo que Weston A. Price relató en su libro Nutrition and Physical degeneration. Weston A Price fue un dentista que en los años ‘30 empezó a notar aumentos significativos en el número de pacientes con problemas de mordida o de estructura ósea facial. Intuyó que algo estaba cambiando y, con esta sospecha, emprendió un viaje de investigación que lo llevó por todo el mundo. Después de estudiar diversas culturas tradicionales (en ese momento, se podían encontrar algunas que no habían tenido ningún contacto con el mundo industrializado), concluyó que el ser humano ha gozado de excelente salud bajo un sin número de dietas diferentes.
Algunas tenían pocos alimentos de origen animal, otras no tenían alimentos de origen vegetal. Algunas tenían productos principalmente cocidos, otras comían alimentos crudos principalmente
Algunas tenían productos lácteos, otras no.
Algunas tenían cereales, otras no.
Algunas incluían frutas, otras no.
Pero lo que sí tenían en común las culturas tradicionales era la ausencia de productos refinados, altamente procesados y desnaturalizados, así como de alimentos provenientes de animales criados de forma inhumana y sometidos a prácticas que no promueven la salud de los propios animales, mucho menos de quien se los come. Tan pronto como las sociedades empezaron a introducir alimentos refinados, llegaron los problemas de mordida, estructura ósea y enfermedades crónicas.
Paleo cetogénico:
Más estricto que cualquier dieta baja en hidratos, el enfoque cetogénico de la dieta paleo es aquel que a través de una alimentación basada en grasas, proteínas y verduras se induce el cuerpo para que entre en estado de cetosis y que utilice la grasa como fuente principal de energía. La mayoría de los alimentos paleo ya son parte de las dietas cetogénicas, con excepción de las frutas porque son técnicamente un hidrato. Esta versión es más común en aquellos individuos que sufren de diabetes, que desean perder peso o construir masa muscular.
Paleo Autoinmune:
El protocolo autoinmune es una versión de la dieta paleolítica que elimina alimentos asociados con respuestas inflamatorias en el cuerpo y en individuos que sufren enfermedades autoinmunes como la fibromialgia, eczema, artritis reumatoide, lupus, esclerosis múltiple, enfermedad de Crohn y síndrome del colon irritable. En el protocolo autoinmune se limitan muchos alimentos que son paleo en un concepto general, como las verduras solanaceas – aquellas que crecen durante la noche como el tomate, la berenjena o las papas – porque son especialmente difíciles de digerir para personas con estas enfermedades o aquellas que sufren de indigestión, hinchazón o gases.
Transicionar a una alimentación Paleo puede sonar complicado pero es todo lo contrario; las comidas son simples y fáciles de preparar, se utilizan materias primas y no productos (que suelen ser mucho más caros) y es importante recordar que no se trata de sentir hambre o de tener que contar más calorías o balancear macronutrientes.
Paleo no es específicamente una dieta para perder peso; sin embargo, al eliminar los alimentos procesados, el azúcar y los granos y cereales, y al consumir alimentos deliciosos como vegetales y carnes acompañados de grasas saludables (como el aceite de oliva, coco, manteca biodinámica, ghee o grasa animal como la de cerdo) no sólo se van a sentir satisfechos, sino que van a mejor su salud general e incluso su humor y energía.